sábado, 27 de febrero de 2010

Aproximación al pensamiento sectario

Todos los pensamientos, desde el más simple al más complejo, son conexiones que se ponen en marcha para lograr una solución, procesos mediadores que se interponen entre un estímulo y una respuesta satisfactoria.

Para pensar nos movemos en el plano de las abstracciones, las generalizaciones y los conceptos.

Cuando se controla rigurosamente el contenido del pensamiento, se influye para determinar qué se debe pensar, apartando todo pensamiento racional y sus principios lógicos básicos: la contradicción (que debe desterrarse de todo grupo sectario), la causalidad (que se instaura en su opuesto como causa-efecto) y la relación entre el todo y las partes (que pierde la jerarquía entre los niveles de la realidad).

Este es el “pensamiento sectario”: intenta instaurar desconexiones, que se complementarán con el pensamiento no-racional, el “pensamiento mágico”, cuya modalidad es la utilización abundante de “imágenes”, representaciones deformantes que deberán imponerse más allá de toda racionalidad. La influencia es real pero indirecta, efectiva sólo si el estímulo (el líder, el reclutador, el grupo mismo) está en contacto.

Las fantasías son, en ocasiones, un escape de las realidades desagradables de la vida; cuando se desarrollan con intensidad y sustituyen la vida real, resultan nocivas, porque desvinculan al individuo de su ambiente: el grupo es una fantasía que sólo podrá sostenerse si las imágenes saturan la realidad del individuo.

Imaginemos cuan expuestos estamos a través de los medios a las “fantasías” subliminales que intentan instalar en nuestras conciencias; nada nuevo, pero aún efectivo. Ahora imaginemos que estamos rodeados de un grupo de personas que manipulan estímulos creados especialmente para ello: luces, tonos de voz, sonidos, dramatizaciones, brebajes, todo dispuesto para saturar cada uno de nuestros sentidos con “fantasías”, para que comencemos el ensueño que nos llevará a vivenciar una falsa realidad; peor aún, una pesadilla.

Soñar es una actividad del pensamiento caracterizada por la aglutinación de imágenes y la alteración de las dimensiones temporales y espaciales, donde pueden fluir acontecimientos incoherentes, hasta absurdos. Los grupos sectarios intentan distorsionar hasta la fantasía: emplean técnicas que inducen a un símil “estado de ensoñación”, a través de estímulos externos, sumergiendo al individuo en un mundo de “ensueños”.

Producto de lo anterior, el sujeto grupo-dependiente repetirá frecuentemente palabras, frases o grupos verbales (que identifican con el grupo), mantiene un “pensamiento perseverante” que impide una conversación fluida. Las “ideas directrices” conducen la conversación (o monólogo); siguen una línea que, por ser intermitente puede alterarse, porque la capacidad que tiene toda persona para combinar ideas y símbolos, no puede ser desplazada (sólo se obstruye el curso del pensamiento).

En las “creencias perseverantes”, subyace una tonalidad emocional que se manifiesta cuando otra persona plantea dudas sobre la autenticidad de aquellas ideas; quien las mantiene, el sujeto grupo-dependiente, se siente obligado a defenderlas, porque los hechos y las creencias se entrelazan y resulta difícil distinguir unas de otras. Sabemos que algunas de sus “creencias” lo vuelven “incoherente”, por ello nuestras actitudes siempre serán consideradas erróneas. Si la persona que depende “cree” que su grupo es superior y nosotros inferiores, sus ideas sobrevaloradas siempre lo llevarán a conclusiones erróneas ante nuestras exposiciones. Si presentáramos una mezcla de hechos con afirmaciones probadas, el sujeto grupo-dependiente tendrá dificultad en detectar las contradicciones. Evitaremos entonces prestar atención a la “incoherencia discursiva” para lograr el acercamiento.

Pero si jugamos imaginativamente, metiéndonos en el “estado de ensoñación”, en comprensión absoluta de la situación de grupo-dependencia de quien nos ocupa y preocupa, podremos romper el engranaje de su “pensamiento sectario”.

Esta aproximación podría resultar válida para explicar por qué el sujeto grupo-dependiente se desvincula, por qué cree en conceptos inadecuados, por qué defiende la postura sectaria, por qué sanaciones, curaciones, exorcismos y falsos milagros se verán como reales, o por qué no puede pensar sin ensoñar. Afortunadamente, en la esfera del pensamiento no existen islas y los contenidos, fluyen.

Siempre se intenta interpretar los sueños “mágicamente”, suponiendo que proporcionan conocimientos ocultos; en las sectas es a la inversa: se oculta en ellos el contenido. Y si esto es cuanto se emplea en los grupos sectarios, será porque tan solo son “imagen y fantasía”.

Mara Martinoli

Fuente de información: APG ARGENTINA

El verdadero objetivo de las sectas

Las sectas se comprenden desde la ambigüedad: proponen despertar el alma para oscurecerla, orientar para confundir; alcanzar el bien “supremo” para ganar espacios con el mal, beneficiar para despojar, construir comunitariamente entre “hermanos” para destruir la hermandad comunitaria, unir para dividir; encontrarse para perderse, humanizar para deshumanizar, relacionar para separar, adquirir para vaciar y hurtar dignidad, valores, creencias, dinero, proyectos, realización, sentimientos, voluntad, tiempo, la Verdad; en síntesis, proponen vivir agonizando.

Y las ambigüedades sectarias nos conducen a dilucidar el verdadero objetivo: instaurar la indiferencia social y cultural entre quienes, casi inmutables y permisivos ante tanto desequilibrio, juegan a su favor. La indiferencia siempre conduce a una mayor inestabilidad emocional. Si la contaminación es un cambio indeseable que puede afectar negativamente al hombre, pues entonces esta indiferencia nos está contaminando, y su impacto se proyecta en la desdicha.

Cuando una persona se siente desdichada se comportará como desorientada en ciertos aspectos de su vida; impulso, fuente y causa de la necesidad de buscar “la dicha” en cualquier parte. Y si la desdicha se suma al miedo, movilizará otros aprendizajes, llegando a la combinación perfecta para “aprehender” de las sectas.

La capacidad de manipular, de valorar lo que puede servir de una persona dio lugar al despojo, a expensas de las relaciones con los demás y con el único interés de evitar toda aproximación empática, bloqueando los comportamientos sociales inteligentes. La conciencia del daño que continuamente muerde las esencias nos plantea nuevamente ¿qué deberá hacer el hombre para no perder su condición de hombre?

La necesidad de medir las consecuencias de nuestros actos nos hace diferentes; conocemos las consecuencias de conferir poder, nuestro poder, a quienes por acumulación gratuitamente permitida, continúan por inacción obteniéndolo. Recordemos que el resultado siempre se observa en el espejo social.

Cada individuo, por esencia, lleva una impronta naturalmente dada. Nuestras cualidades representan lo más sublime. No somos un accidente, tampoco lo es la instauración y proliferación sectaria. El “poder sectario” comparte con nosotros la espera silenciosa, pero desde otra grada.

Allí todo el ideal se pragmatiza, se convierte en táctica y cae bajo la presión de las ambiciones de la trepa, de las ansias de poder, en suma, del deseo de adquirir la preponderancia necesaria para nivelar la ambigüedad de lo humano, esa tierra movediza en la que se está sin saber jamás qué es aquello que puede justificar nuestra existencia conciente – Moreno Peralta, 2006

Mara Martinoli

Fuente de información: APG ARGENTINA

Cuestionamientos para orientar


Para formular en familia o en el entorno del sujeto que tal vez consideren grupo dependiente:


A. ¿Dejó relaciones afectivas importantes de lado?

B. ¿Su vida es demasiado diferente para Uds.?

C. ¿Asumió nuevos compromisos?

D.¿Reemplazó ideales y/o estilo de vida por otros diametralmente opuestos?

E. ¿Qué dejó?

F.¿Utiliza respuestas armadas y/o evasivas para contestar vuestras inquietudes?

G. ¿Se altera ante la solicitud de explicaciones?

H. ¿Puede compartir una conversación sin caer en argumentos del grupo?

I. ¿Es posible llegar a un acuerdo?

J. ¿Conoce realmente su realidad?

K. ¿Obvió informar cuando comenzó a comprometerse?

L. ¿Los hace sentir como enemigos?

M.¿Líderes, dirigentes, consejeros y/o nuevas ideas ejercen autoridad sobre él/ella?

N. ¿Puede fundamentar sus nuevos objetivos?

O. ¿Le interesa lograr un acercamiento para permitir una buena relación?

P. ¿Pueden desafiarlo/a a informarse sobre dependencia grupal?

Mara Martinoli

Fuente de información: APG ARGENTINA

Cómo ayudar a alguien que está en una secta

Es usual hoy hacer mención a “patologías colectivas” que desvían el progresivo curso de nuestra sociedad; si depender de una secta es una tendencia creciente producto del hedonismo, egocentrismo, frustraciones reiteradas o falta de proyectos de vida, pues entonces reconsideremos retomar el cauce relacional, evitaremos así las consecuencias y las causas. Cada familia, cada medio vincular, es un mundo cuya proyección hace al mundo social.

“Cómo ayudar a alguien que está en una secta” es una búsqueda reiterada en Internet que continúa marcando la necesidad de generar espacios de información para ese “alguien” que podría ser tu hermano/a, tu padre, tu madre, tu hijo/a, tu compañero/a, tu pareja, tu amigo/a.

Si tomamos conciencia que toda grupo-dependencia impide vivir la vida, la orientación y redefinición de relaciones es un deber, porque delimitaremos la encrucijada de la dependencia y porque “el peligro fundamental de estos grupos es contra el valor supremo de la vida humana” – Paz y Miño.

Las indicaciones o pautas de carácter general se sumarán siempre a las necesarias para cada caso en particular, para encontrar respuestas a cada vivencia, como si se preparara un plan de acción guiado exclusivamente por el interés, dedicación y confianza en la resolución.

Preguntas de índole general, a modo de una auto-entrevista realizada en absoluta sinceridad, dirigida al medio vincular del sujeto grupo-dependiente, permitirán cierta reflexión sobre la relación previa, anterior a la vivencia de dependencia y necesaria para sabernos partícipes de la relación que deseamos retomar; cuestionamientos y respuestas que a su vez orientarán en la tarea:

  • ¿Conocimos y conocemos sus metas – objetivos – personales?
  • ¿Cuáles eran sus valores? ¿Mantiene los mismos?
  • ¿Cómo se integraba al entorno? ¿Compartía?
  • ¿Era afectuoso/a y demostrativo/a? ¿Nosotros?
  • ¿Cuáles eran sus demandas?
  • ¿Conocemos sus necesidades y deseos?
  • ¿Qué le provocaba alegría?
  • ¿Qué tipo de actividades disfrutaba? ¿Música, deporte, lectura?
  • ¿Qué tipo de decisiones personales importantes tomó anteriormente?
  • ¿Cuánto tiempo hace que nos dimos cuenta de la situación?
  • ¿Nos preocupa o avergüenza?
  • ¿Abandonó estudios o trabajo? ¿Nos informó?
  • ¿Los cambios fueron rápidos o de manera gradual?
  • ¿Responde a nuestras inquietudes?
  • ¿Nos sentimos defraudados o decepcionados?
  • ¿Podríamos hacer una descripción de su personalidad?
  • ¿Pensamos que siempre fue una persona dependiente?
  • ¿Sabemos cómo es/era su día? Horarios, alimentación, amistades, salidas, horas de sueño, etc.

Si luego de las observaciones consideramos que perdió su libertad, de pensamientos y sentimientos, y se instauró el resentimiento hacia todos, (fundamentalmente hacia uno mismo) es el momento de iniciar un accionar conjunto, recordando que no hay mejor camino que el se emprende en demostración amorosa efectiva. Es importante resaltar que siempre podrá lograrse un acercamiento, si estuviera a punto de ser trasladado/a por alguna “misión” del grupo, será la mejor oportunidad. Si no se logra nos llegaremos, buscaremos, y lograremos el contacto, sin argumentar nada hacia el grupo, simplemente empleando el más válido de los argumentos: nuestro amor, nuestro respeto hacia su individualidad, nuestra voluntad de colaborar en su felicidad, nuestra necesidad de saciar la verdad.

En algún momento el beneficio de la duda sobre la dependencia generada movilizará la revinculación; los familiares, amigos o allegados siempre depositan la responsabilidad exclusivamente en el grupo o en la persona que está en la secta; si bien en ocasiones (según las características del grupo) es mayor la influencia para inducir dependencia, el ingreso y la concurrencia se comparten. Esto es una aclaración válida para que el medio concentre sus esfuerzos en la persona que los preocupa; cuando lo hacen, la devolución, el “retorno o regreso del que fue” (frase que se comparte e identifica en la solicitud de ayuda) se esperará.

La libre decisión de participar en grupos (religiosos, seudo religiosos, de meditación, filosóficos, sectarios, de auto ayuda u otros) no implica que debamos comenzar a orientar ni que esa participación incluya dependencia; también es oportuno aclarar que no siempre se depende de una secta.

Si un niño pequeño colocara varias cajas, una detrás de la otra y las empujara, jugaría con ellas como si fueran los vagones de un tren, entremezclando las imágenes que él ha adquirido previamente de los trenes; traslademos esto a la situación de grupo-dependencia para comprender que todo sujeto conserva las “imágenes” de su historia vincular. Toda acción colaborará para que el sujeto grupo-dependiente pueda volver a la realidad de sus verdaderos vínculos; con el tiempo la privación de “su legitimidad”; se observará como un hecho más del pasado; el poder decidir el intento está en nuestras manos.

Mara Martinoli

Fuente de información: APG ARGENTINA

Modificaciones de conducta en grupo dependientes

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Experta señala las modificaciones de conducta que se dan en los “grupo dependientes”.
Boletín RIES Nero. 114
12.01.09

Mara Martinoli, responsable de la Asesoría para Grupo dependientes (APG) de La Plata, en Argentina, vuelve a colaborar con Info-RIES con un artículo en el que reflexiona sobre las conductas que pueden observarse en las personas que tienen una dependencia de grupos, para facilitar su identificación y su posible respuesta. Por su interés, lo reproducimos a continuación.

Todo individuo que comienza a depender de un grupo manifiesta conductas que pueden ser consideradas extrañas, pero que no son más que producto de la dependencia misma. Recordemos que los cambios observados en el sujeto implican cierta desestructuración en la identidad, en la percepción del medio y en la conciencia y que la primera manifestación es la ruptura de vínculos sociales y afectivos en el medio social habitual.

La característica común que puede definir a los individuos grupo dependientes es la ausencia de variabilidad de la conducta dentro de una misma estructura, falta de coherencia y demasiada consistencia en el comportamiento, porque todo el tiempo son “los mismos” y responden a distintos estímulos ambientales de igual modo. A partir de aquí, podemos enumerar cómo se presentan las conductas producto de los nuevos puntos de referencia en las distintas áreas en las que interactúa:

Personal:

1- Desempeño social atípico: desinterés en la participación social, falta de concentración, disminución de la actividad, rechazo de otras relaciones.

2- Aislamiento: pérdida de contacto con amistades, deterioro de relaciones.

3- Inclusión de “nuevas amistades” –dentro del grupo.

4- Rechazo social producto del cambio en sus redes sociales.

5- Estigmatización: se etiqueta como raro, ido, antisocial, loco, desamorado, depresivo y/o maníaco, psicótico u otro.

6- Problemas de conducta: mayor irritabilidad, mentiras, engaño, disminución de relaciones afectivas positivas, comportamientos antisociales (sustracción de objetos de valor), agresiones verbales, intolerancia, malhumor.

7- Imagen corporal: deterioro y pérdida de la imagen anterior; en ocasiones es similar a la imagen de un consumidor de sustancias tóxicas.

Ámbito familiar:

1- Aislamiento y alejamiento de afectos primarios para integrarse con otros individuos que aparentemente manifiestan conductas similares.

2- Deterioro de la relación conyugal o de pareja –si existiere.

3- Pérdida de códigos de convivencia.

4- Dificultad para enfrentar el desacuerdo.

5- Acomodación del entorno para obtener justificación.

6- Manifestación de conductas opuestas.

7- Fuente de continuo conflicto a través del control de situaciones.

8- Necesidad de obligar al entorno a actuar y responder como demanda.

9- Ante la crítica u oposición reacciones no predecibles y a veces violentas.

10- Desconfianza hacia quienes lo quieren.

11- Clima familiar tenso.

Ámbito laboral o de estudio

1- El deterioro de las relaciones directas es trasladado a las relaciones con compañeros o superiores de trabajo y/o estudio.

2- Con el transcurso del tiempo llegan al no cumplimiento de las pautas laborales – de estudio (inasistencias, incumplimiento de horarios, entregas incumplidas, pérdidas de fechas de examen, entre otros).

3- Falta de concentración y baja productividad.

4- Reacciones no predecibles ante la exigencia laboral o de estudio.

5- Fuente de continua provocación.

6- Desconfianza del entorno en general y de tareas en particular.

7- Repetición de conductas para evitar la desaprobación –que contradictoriamente es fortalecida.

8- Dificultades de rendimiento.

9- Incapacidad de hacer proyectos.

10- Pérdida o abandono de la fuente laboral o del estudio.

Los cambios son súbitos, se abandonan las metas personales, los sentimientos se manifiestan en extremos, a modo eufórico o inexpresivamente, el lenguaje puede ser diferente y en general se utilizan frases que identifican con el grupo, reemplazando respuestas personales por otras estereotipadas.

Es oportuno resaltar que si bien el individuo grupo dependiente deja de lado a su familia y a sus afectos en primer lugar se deja de lado a él mismo; por ello es fundamental recordar que es una situación circunstancial y temporal que puede ser resuelta con la orientación adecuada.

Fuente de información: APG ARGENTINA